>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>ábrete de orejas>>>

jueves, 13 de marzo de 2008

post-lo [oda a un amigo]

Hay días que me sorprendo perdido y acudo a ti.

Hay días que creo que no puedo y dejo que hables por mí.

Hay días que pienso que no sirve para nada, que por mucho que lo intente, no llegaré. Que no alcanzaré los objetivos que pactamos. Que no lograré que tus dictados se cobren su salario.

Hay días que no.

Hay días muertos. Días yermos.

Y luego hay días, como hoy, en que puedo cogerte con la mano entera, hacer de ti una bolita pintada y arrojarte al suelo. Pasar página y decir: lo he logrado. Hay respuestas. Hay gente.

Gracias, benditos 59,29 cm2. Ayer me disteis la vida. Hoy, yo os la quito.


Descansen en paz

3 comentarios:

chicaconsombrero dijo...

dr. loomis, su comentario me ha llevado irrevocablemente a éste texto de Rodrigo García que, pienso, debería conocer:

¿Cuándo vas a volver a utilizar tu cuerpo?, me dije.¿Cuándo? ¿Cuando esté surcado por arrugas? ¿Cuando te cueste trabajo mover los brazos? ¿Cuando tengas que parar a descansar en mitad de la escalera? ¿Cuando seas una montaña de ropa arrastrada por el viento del invierno? ¿Cuando te cueste cada vez más conciliar el sueño y te pases las noches enteras imbécil frente a un programa de televisión? ¿Cuando necesites ayuda para adueñarte de los objetos? ¿Cuándo volverás a utilizar tu cuerpo para amar? ¿Cuando el amor sea para ti sólo un ejercicio del recuerdo? ¿Acaso tendrás recuerdos de amor? ¿Cúando volverás a utilizar tu cuerpo para pensar? ¿Cuando seas el mismo libro y, peor, cuando seas la mismo página del mismo libro, diez o quince frases, repetidas hasta el hartazgo? ¿Cuándo volverás a utilizar tu cuerpo para creer? ¿cuándo, con la muerte en los bolsillos, pesada como puñados de monedas, no hagas otra cosa que rezar como un rumiante, pedir: “Acabemos ya con ésto” un día y al día siguiente: “ten piedad, tengo miedo a morir”? ¿Cuándo volverás a utilizar tu cuerpo para sentir, me dije? ¿Cuándo los ojos estén ya cansados, cuando las manos no distingan áspero de suave, cuando todos los olores sean del mismo olor, cuando nada pueda ya resultarte extraño o asombroso? Tus días no pueden haber sido ni un poquito más terribles que los días de cualquiera. Y debes creerme, me dije. Todos tenemos una muerte. Y no pretendas morir en otros, ni nacer en otros. Así que sal ahí afuera y acércate. Aunque medie el abismo y tu cuerpo lo sepa, transgrede. Aunque descreas del lenguaje, de cada una de tus palabras, utilízalas. Y hazlo lo mejor que puedas. Y cuando notes que otra vez vuelves a estar sola, aún entre el tumulto o entre tus seres queridos, muérete.
Muérete a carcajadas.

Tatus dijo...

dr loomis, Kafka en la orilla no es de lo mejor, lée Tokyo Blues y, decididamente, Al sur de la frontera, al oeste del sol. :)..

Miguel dijo...

Aunque mi comentario va a ser mucho menos cultural, tu post también me ha rebotado a algo.