>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>ábrete de orejas>>>

miércoles, 23 de julio de 2008

domingo, 20 de julio de 2008

tres llamadas

Tres. Hoy he recibido tres llamadas. O puede que fueran más, pero, al fin y al cabo (y atreviéndome a decir al fin y al cabo) eran tres.

La primera no pude cogerla. Era de una voz dormida que respira en sueños, y que aloja en ellos el sabor de una sonrisa. Era de una voz que anuncia su regreso, y transforma los miedos en ásperos tactos conocidos. Y sintiendo su pronta presencia, mis dedos olvidaron sus deberes y el silencio se cobró su tierna víctima. No pude cogerla. Por pavor escatólogico, el hedor de querer hacerlo. Era de una voz que es mía.

La segunda tardé en cogerla. No por falta de ganas, sino más bien por el calado de una decisión sangrante. Por venir a continuación de una llamada perdida. Esa voz anunció sabores nuevos, ofertas de mercados que habitan en gastronomías foráneas (que son palabras mayores, de sonidos petulantes y frescas intenciones). Esa voz habitó mi tarde, y contrajo matrimonio con el tedio de una esquina. Y mató un tedio que casado canta vida. Una fiebre que bien sana, y una calma que no llega. Y me gustó esa voz. Y esa voz transformó odiosas sonrisas en risas y odas. Y dudas. Que una voz que es lejana no cala, aunque valga.

La tercera la cogí al instante. Y al instante, estaba fuera. Que esa voz no me hablaba de pasados ni futuros, no arreglaba entuertos ni anudaba lazos. No ligaba nada. No pensé ya en nada. Sólo quería salir de este aire aconcidicionado al que la sobran condiciones y le falta aire. Y, al instante, estaba. Fuera.

Hoy recibí tres llamadas. Mañana haré yo alguna.



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martes, 1 de julio de 2008